La paleta ibérica de bellota es sinónimo de excelencia, una joya de la gastronomía que va más allá de ser un simple alimento. Es una verdadera experiencia que arrebata los sentidos y deleita el paladar con su incomparable sabor y textura. Esta exquisitez proviene de la raza porcina ibérica, criada de manera natural y alimentada con bellotas durante la época de montanera.
La paleta ibérica de bellota no es un producto que se obtiene de la noche a la mañana, sino el resultado de un laborioso y cuidado proceso de elaboración que lleva años de dedicación y paciencia.
Todo comienza con el sacrificio del cerdo ibérico en el invierno, tras finalizar el periodo de montanera. Es en esta estación cuando los cerdos han alcanzado el peso óptimo y su alimentación ha sido la más rica en bellotas.
Luego, las paletas son cubiertas con sal marina para favorecer su conservación. El tiempo de salado varía en función del peso de cada pieza, pero suele estar entre 1 y 2 días por cada kilo de paleta.
Posteriormente, las paletas se lavan para eliminar el exceso de sal y se dejan reposar durante aproximadamente dos meses en un lugar fresco y ventilado. Este es el proceso de asentamiento, donde la sal se reparte de manera homogénea en toda la pieza.
Tras el asentamiento, las paletas se trasladan a los secaderos naturales, donde se inicia el proceso de secado. Este periodo puede durar entre 6 y 9 meses, dependiendo de las condiciones climáticas y del peso de la paleta.
Finalmente, llega el momento de la maduración. Las paletas ibéricas de bellota se trasladan a la bodega, donde permanecen durante al menos dos años. En este periodo, la grasa se infiltra en los músculos de la paleta, dando lugar a su característico veteado y su excepcional sabor.
Las etiquetas en las paletas de bellota son un distintivo que nos proporciona información valiosa sobre la calidad del producto que estamos adquiriendo. Las etiquetas pueden variar dependiendo del porcentaje de raza ibérica del cerdo y de su alimentación:
Conocer el significado de estas etiquetas es esencial para poder apreciar la calidad de la paleta de bellota y elegir la que mejor se adapte a nuestras preferencias y expectativas. Recuerda, la calidad de la paleta se refleja no solo en su sabor, sino también en cada detalle que garantiza su autenticidad y excelencia.
Reconocer una paleta ibérica de calidad puede depender de varios factores, entre ellos la apariencia física, la información de la etiqueta y el aroma. Aquí tienes algunos consejos para reconocer una paleta ibérica:
Forma y apariencia: Las paletas ibéricas tienden a tener una forma más estrecha y alargada en comparación con otras razas de cerdos. El corte de la pata debe mostrar una carne de color rosado a rojo oscuro con vetas de grasa blanca o ligeramente amarillenta.
Etiqueta: La etiqueta del producto es una guía crucial para determinar la calidad de la paleta ibérica. Busca la etiqueta de color que indique la raza y la dieta del cerdo (negra para 100% ibérico de bellota, roja para ibérico de bellota, verde para ibérico de cebo de campo, y blanca para ibérico de cebo).
Denominación de Origen Protegida (DOP): Algunos de los jamones y paletas ibéricos más finos provienen de regiones con una DOP. Las regiones famosas incluyen Guijuelo, Jabugo, Los Pedroches y Dehesa de Extremadura. Si ves una de estas DOP en la etiqueta, es probable que estés ante un producto de alta calidad.
Grasa: La grasa de una paleta ibérica de calidad debe ser brillante y de textura suave y untuosa. En las paletas de bellota, la grasa puede tener un sabor dulce debido a la alimentación del cerdo.
Tiempo de curación: El tiempo de curación para la paleta ibérica suele ser de entre 18 y 24 meses, aunque algunas pueden curarse durante más tiempo. Este tiempo de curación contribuye a la intensidad y complejidad del sabor.